Dr Domingo Pérez y Pérez

Dr Domingo Pérez y Pérez
La columna del Niño y del Adulto Mayor

domingo, 29 de diciembre de 2013

Ejercicios pediátricos con balones para la escoliosis

http://www.ehowenespanol.com/ejercicios-pediatricos-balones-escoliosis-manera_93178/

Escrito por Nicole Van Hoey Traducido por Jhonatan Saldarriaga

La escoliosis es un curvatura lateral anormal de la columna vertebral que usualmente tiene forma de S y a menudo se detecta durante la adolescencia o la infancia, cuando los huesos aún se están formando y creciendo. La escoliosis ocurre en, aproximadamente, un 2 por ciento de la población y la causa usualmente no se conoce. Aunque el verdadero tratamiento para esta enfermedad requiere de soportes para la espalda o cirugía para prevenir una progresión de la curvatura, la mayoría de la gente con escoliosis tiene curvaturas que no son lo suficientemente graves como para justificar ninguno de estos tratamientos. Pero los ejercicios para fortalecer los tejidos y músculos circundantes se recomiendan para mantener un buen estado físico y para mejorar la calidad de vida.

Tipos de ejercicios con balones

Los terapeutas físicos y otros profesionales de la salud usan los ejercicios terapéuticos con balones para reparar o fortalecer los músculos y los tejidos después de una lesión o una cirugía, o debido a los cuadros crónicos como la escoliosis o la artritis. Algunos de estos ejercicios pueden realizarse en casa después de tener entrenamiento suficiente con un terapeuta físico. Las rutinas con balones de ejercicio específicas para los músculos de la espalda que hay alrededor de la columna vertebral a menudo comienzan con extensiones de piernas, brazos y espalda. Balanceándose el estómago sobre un balón, una persona puede estirar las extremidades o hacer rodar el cuerpo a lo largo de la pelota para extender los músculos, usualmente se hacen de tres a cinco series de 10 repeticiones. A parte de los ejercicios de extensiones, las rutinas que se enfocan en los tríceps, el cuello y la espalda se realizan mientras la persona está sentada, y se balancea en un balón terapéutico. Algunos ejemplos de este entrenamiento ligero con pesos que opongan resistencia son las flexiones de brazo con la mancuerna en la espalda y movimientos de remado con un brazo, estos dos ejercicios tonifican el tríceps de tal manera que la tensión se quite de los músculos de la espalda cuando levantes o uses los músculos de los brazos, y las flexiones paralelas en posición sentada. Estas flexiones comienzan con una persona sentada sobre una pelota de ejercicios y doblándose al nivel de la cintura para pasar los brazos alrededor de los muslos y alcanzar unas pesas del suelo; este movimiento estira la espalda y permite que la persona tonifique los músculos de la espalda y los brazos al mismo tiempo. Utilizar un balón de ejercicios para balancearse de estas dos maneras principales ofrece resistencia y fortalecimiento muscular que puede reducir el dolor asociado con la curvatura progresiva de las vertebras en los adultos jóvenes con escoliosis.

Fractura por compresión


Whiplash


jueves, 26 de diciembre de 2013

Lumbago


La osteoporosis conduce a fracturas vertebrales por compresión y a una perdida de estatura


La radiación dispersa con un equipo de Radiografía Portátil

http://www.tecnicosradiologia.com/2013/12/la-radiacion-dispersa-con-un-equipo-de.html


SÁBADO, 7 DE DICIEMBRE DE 2013

La radiación dispersa con un equipo de Radiografía Portátil


Con este post quiero exponer evidencia científica de que la Radiación Dispersa que se produce en el uso de un equipo Portátil de Radiografías no debe producir más 'alerta' en los profesionales que la que realmente tiene en relación a la distancia que deben alejarse para estar en una zona dosimétricamente fiable y sin riesgos.

Es habitual ver que cuando tenemos que hacer Radiografía Portátil, se produce una 'huída' en casi todo el Servicio o Unidad. Me refiero a las pruebas de radiografía de control de Tórax, o de Dispositivos de canalización o drenajes al paciente, o incluso de fracturas en pacientes no trasladables, o en Unidades de Cardiología o Sala de Parada Cardiorrespiratoria, Quirófanos...

El Técnico Radiólogo ubica el equipo portátil junto al paciente, y tras colocarle debajo el chasis y centrar el haz, mientras se coloca el mandil plomado (también el protector de tiroides o gafas, por ejemplo) entonces decimos en voz alta: "Rayoooo" o "Disparo". Entonces es típico que enfermeras, auxiliares, celadores, médicos, y todo aquél profesional cercano se va 'despavorido' lejos, incluso fuera de la Unidad. Siempre me pregunté: ¿Es necesario irse tan lejos?

Hace tiempo que empecé a tratar de instruirme sobre los efectos que podría tener el equipo que uso (en la foto de arriba). Leyendo las instrucciones de uso y el documento de la empresa proveedora, no encontré más que la conocida 'relación inversa dosis x distancia al cuadrado', que establece que la dosis dispersa se ve disminuida al cuadrado cuando más lejos se esté de la fuente del haz de radiación.

Pero encontré un dato, no concluyente, en un documento en inglés que decía que 5 metros puede ser una distancia segura, sin barrera arquitectónica ni protección radiológica (me refiero a delantal plomado) ¿Cómo podría yo demostrarlo?

El miércoles 4 de diciembre de 2013 me llegó la oportunidad de hacerlo. A mi Servicio de Diagnóstico por Imagen del Hospital de Zafra llegó el equipo de Control de Dosimetría y Protección Radiológica de la empresa CEER (www.ceer.es) contratada por el Servicio Extremeño de Salud para este tipo de tareas. Ceer tiene contratos también en muchas más Comunidades de España y en regiones de Portugal.

Con Oscar Villafana
Y entonces le pedí a Óscar Villafana Gómez, Gerente de la Unidad de Protección Radiológica, su colaboración para que grabásemos en vídeo una demostración:
Primero montamos el 'modelo' o ejemplo de sitio de disparo, luego ubicamos la distancia de 5 metros para hacer la medición de la radiación dispersa en una Radiografía de Tórax con el equipo Portátil.
Antes de hacer el video que vas a poder ver, hicimos otro disparo en el que Oscar Villafana colocó el contador de radiación justo detrás de mi mandil o delantal de plomo, y yo estaba situado a 2,5 metros - que es distancia del cable del disparador -  y el resultado fue casi 0 microsievert / Hora (esa es la medición del contador de radiación); esto significa que las láminas de plomo de mi delantal me protegen totalmente.

Y después grabamos el siguiente vídeo: Te va a gustar comprobar que con sólo a 5 metros, sin barreras arquitectónicas y sin protectores, son suficientes para no recibir apenas más dosis que la radiación natural o también conocida 'de fondo'.


lunes, 23 de diciembre de 2013

Perspective: Protecting the neck

http://www.nature.com/nature/journal/v503/n7475_supp/full/503S13a.html


Perspective: Protecting the neck

Nature
 
503,
 
S13
 
 
doi:10.1038/503S13a
Published online
 
Better data and technology could prevent many devastating injuries, says Peter Cripton.
In August 2013, at a high-school American football game in a suburb of Atlanta, Georgia, a 16-year-old player made a tackle — but he didn't get up. He broke his neck and never regained consciousness, and was later pronounced dead in hospital.
A traumatic injury can occur when an impact to the body is transmitted to the neck. If a football player makes a head-first tackle, his neck is compressed between the head and the still-moving torso. The impact transmits large forces through the neck region of the spine. If the load on the spine exceeds its strength, vertebrae can break, one vertebra might slide over another, or both may happen
Changing behaviour can often prevent such injuries. Coaching methods and rule changes in football, ice hockey and rugby have made great progress in preventing head-first impacts and spinal cord injuries. Football players are told to tackle with their heads up, and hockey players should not be checked from behind as this could launch them headfirst into the boards.
In addition to safer behaviour, I believe that a combination of more data and developing technology can prevent some catastrophic injuries. For example, there is evidence that a standard helmet protects the head but not the neck. In one impact study done in my lab, neck injuries in simulated head-first impacts with snow, of the sort that could happen when snowboarding, were equally likely with or without a helmet, although helmets markedly reduced the potential for head injury1.
These conclusions were not new. Voigt Hodgson, who explored biomechanics at Wayne State University in Detroit, Michigan, in the 1980s and 1990s, had similar results in his study of bicycle helmets in simulated head-first impacts with pavements. Biomechanical tests and real-world observations of people injuring their neck in head-first impacts consistently show that standard helmets cannot prevent most neck fractures.
Designing a better helmet for neck protection requires engineers to think differently about the physics of impacts.

Impact factors

To see whether technology can reduce the risk of neck injuries, I explored the helmet and neck injury studies that have been published, and worked with Tim Nelson — one of my former graduate students and now an engineer at MEA Forensic Engineers & Scientists in Vancouver, Canada — to reduce impacts to the neck by improving helmet design. The problem is extremely complex. The likelihood of a neck injury when wearing a helmet in a head-first impact depends on many variables, including the velocity, the angle of the impact relative to the neck, and the magnitude of the incoming force. The engineering problem is to find a way to reduce the stress on the neck.
This thinking led us to develop the Pro-Neck-Tor helmet. It looks like a normal helmet and functions as one with respect to impacts to the head. The differences lie inside. The Pro-Neck-Tor helmet consists of two shells. During a head-first impact, the helmet's double-shell design lets the head rotate a little, turning the impact into a small amount of flexion or extension. This allows the neck to 'escape' the momentum of the oncoming torso, which helps to prevent a broken neck. We estimate that in football, for example, this helmet could prevent more than 75% of the broken necks that occur.
Other approaches to preventing catastrophic neck injuries include the Leatt-Brace, which mountain-bikers and motocross riders wear. It provides a mechanical block between the torso and the chin in front, and the torso and the back of the head behind, to prevent hyperflexion and extension when a rider falls and hits the front, back or side of the head. Similarly, the HANS (head and neck support) device used in motorsports reduces neck tension in high-speed head-on crashes by tethering two straps to either side of the helmet and helping to keep the head upright. This prevents hyperflexion and large tensile forces in the neck, which can fatally injure racing-car drivers.

Realistic data

“How the neck bends in an impact plays a crucial role in the likelihood of recovery. But this raises other important questions.”
To build devices that prevent even more neck injuries, we need more data. We developed the Pro-Neck-Tor helmet because we know that how the neck bends during an impact plays a crucial role in the likelihood of injury. But this raises other important questions, such as: how does the alignment of the cervical spine vary when we prepare for an impact or end up upside-down when a car rolls over?
To find out, my colleagues and I measured how being upside-down changes the cervical-spine alignment and neck-muscle activity2. We found that the neck was more curved when the subjects were upside-down than when they were the right way up. We have also measured the way the spine changes posture when someone tenses up to prepare for an impact, and are in the process of publishing our data. Knowing the posture of the cervical spine in someone preparing for impact will guide us in optimizing the design of the Pro-Neck-Tor, because this is the spine's posture when it starts to bend during a head-first impact. Such data will also enable us and other designers to develop more realistic tests to evaluate devices to protect the spine, and better computer models of what happens to the neck.
Together, a combination of data and engineering can lead to improved devices that reduce the risk of an injured or broken neck.

References

  1. Dressler, D. et alASTM International doi: 10.1520/STP104525 (2012).
  2. Newell, R. S. et alJ. Biomech. doi: 10.1016/j.jbiomech.2013.08.013 (2013).

jueves, 19 de diciembre de 2013

Investigadores descubren nuevo tratamiento para la osteoporosis

http://bitnavegante.blogspot.com.es/2013/11/descubren-nuevo-tratto-osteoporosis.html

Investigadores descubren nuevo tratamiento para la osteoporosis

Referencia: University of Sydney, 21 de noviembre 2013

Investigadores de la Universidad de Sydney han descubierto un prometedor tratamiento para la osteoporosis, fácilmente administrado de forma soluble en agua.

Después de más de cuatro años de investigación, los investigadores del Programa de Investigación de Envejecimiento del hueso (Sydney Medical School's), han encontrado que el tratamiento ha demostrado resultados muy prometedores en los experimentos con animales.

El compuesto se llama ácido picolínico, un producto derivado del aminoácido esencial triptófano.

El investigador principal, profesor Gustavo Duque, dijo que el compuesto inodoro se puede disolver fácilmente en agua.

"Esto es un paso importante en el desarrollo de un nuevo tipo de medicamento para la osteoporosis. En vez de parar la destrucción del hueso, nuestro compuesto estimula la formación de hueso", explicó. "El producto se disuelve fácilmente en agua, tiene un mayor nivel de absorción y no indujo ningún efecto secundario en los ratones tratados.

"Cuando este medicamento se administró en el agua a ratones normales y menopáusicos, el ácido picolínico aumentó de manera firme y segura la masa ósea de los ratones normales y rescató el hueso de la osteoporosis asociada a la menopausia."

El profesor Duque dijo que, el equipo que había patentado el compuesto, ampliará sus pruebas a humanos en un futuro próximo, en un intento por hacer frente al creciente número de personas que desarrollan la enfermedad.

"La osteoporosis afecta a unos 300 millones de personas en todo el mundo. Una de cada tres mujeres mayores de 50 años sufrirán fracturas osteoporóticas, igual que uno de cada cinco hombres.

"A pesar de los tratamientos disponibles en la actualidad, para el año 2050, la incidencia mundial de fractura de cadera en hombres se estima que aumente en un 310 por ciento y en un 240 por ciento en mujeres.

"Este aumento se explica por la baja tasa de diagnóstico y de tratamiento para la osteoporosis, así como algunas preocupaciones acerca de los posibles efectos secundarios de los tratamientos actuales.

"También hay similitudes entre la mayoría de medicamentos para la osteoporosis, en términos de su efecto anti-fractura y su mecanismo de acción."

Según el profesor Duque, existe una reducción que se produce en la formación del hueso como parte del proceso de envejecimiento que predispone a las personas a la osteoporosis.

"En este caso estamos apuntando al problema real, mediante la estimulación de las células formadoras del hueso, para producir más hueso, ello aumentará la masa ósea y es de esperar que prevenga nuevas fracturas."


- Otros investigadores involucrados en este proyecto: Christopher Vidal, Wei Lee, Sandra Bermeo, and Krishanthi Gunaratnam (Ageing Bone Research Program at Sydney Medical School Nepean), in collaboration with Guilles Guillemin and Chai Lim at Macquarie University and Mamdouh Khalil at the ANZAC Research Institute.
- Imagen: comparativa de tejidos: normal y con osteoporosis.
- See more at: http://bitnavegante.blogspot.com.es/2013/11/descubren-nuevo-tratto-osteoporosis.html#sthash.rtwBvx8D.dpuf

Eficacia del tratamiento quirurgico de la estenosis de canal lumbar

FUENTE:
http://medicina-general-familiar.blogspot.mx/2013/12/eficacia-del-tratamiento-quirurgico-de.html

18 December, 2013

Eficacia del tratamiento quirurgico de la estenosis de canal lumbar


Weinstein JN, Tosteson TD, Lurie JD, Tosteson ANA, Blood E, Hanscom B et al. Surgical versus Nonsurgical Therapy for Lumbar Spinal Stenosis. N Engl J Med 2008; 358: 794-810. R TC (s) PDF (s)


IntroducciónLa estenosis del canal lumbar es una de las principales indicaciones de la cirugía lumbar en edades avanzadas. Sin embargo, se dan diferencias importantes entre diferentes áreas geográficas en la frecuencia con que se indica. En parte puede deberse a que los estudios de intervención sobre el tema son pequeños e incluían tanto pacientes con espondilolistesis como sin espondilolistesis.

ObjetivoEstudiar la eficacia del tratamiento quirúrgico de la estenosis de canal lumbar comparado con el tratamiento médico en pacientes sin espondilolistesis.

Perfil del estudioTipo de estudio: Ensayo clínico
Área del estudio: Tratamiento
Ámbito del estudio: Comunitario

MétodosEn el estudio Spine Patients Outcomes Research Trial (SPORT) se incluyeron una cohorte de pacientes distribuidos aleatoriamente a recibir tratamiento quirúrgico o tratamiento médico y una cohorte observacional de los pacientes que rechazaron la distribución aleatoria. El estudio se llevó a cabo en 13 centros médicos de 11 estados de EEUU. Se invitó a participar a pacientes con una historia de claudicación neurógena de al menos 12 semanas de evolución con pruebas de imagen que confirmaban la estenosis del canal lumbar a ≥1 nivel. Se excluyó a los pacientes con inestabilidad lumbar.
A los participantes se les ofreció entrar en una de las dos cohortes. En la cohorte de distribución aleatoria se distribuyó al azar a los pacientes a recibir tratamiento quirúrgico (laminectomía descompresiva posterior) o tratamiento médico (que debía incluir fisioterapia, educación sobre ejercicios para llevar a cabo en el domicilio y AINE).
Las variables de resultado principal fueron los subcuestionarios de dolor corporal y de función global del SF-36 y del Owestry Disability Index modificado medidos a las 3 semanas, 3 y 6 meses y 1 y 2 años. Las variables secundarias fueron la mejoría, la satisfacción con los síntomas actuales y con la atención recibida informados por el paciente y el grado de estenosis y de dolor lumbar. Se llevó a cabo un análisis por intención de tratar y en función del tratamiento recibido.

ResultadosParticiparon en el estudio 654 pacientes (fig. 1). Las características iniciales de los participantes de los diferentes grupos fueron similares. La edad media fue de 65 años, un 61% eran varones y el 83% eran de raza blanca. El el 57% de los casos la duración de los síntomas era superior a los 6 meses. El síntoma predominante era la claudicación neurógena (80%). Una cuarta parte presentaban una asimetría en los reflejos. El nivel en el que se daba con mayor frecuencia la estenosis era L4-L5 y un 60% de los casos presentaban estenosis a más de un nivel. En más de la mitad de los casos la estenosis era grave. Un mínimo del 83% de los participantes aportaron datos en cada uno de los seguimientos.



Un porcentaje significativo de los pacientes incluidos inicialmente en el grupo de tratamiento no quirúrgico acabaron operándose (fig. 2).



En el análisis por intención de tratar, en la cohorte aleatoria se detectó una reducción significativa en la escala de dolor a los 2 años, sin que se encontrasen diferencias significativas en las otras variables. En cambio, en el análisis en función del tratamiento recibido, las diferencias fueron significativas para todas ellas independientemente de si se trataba de la cohorte observacional o de la aleatoria (fig. 3).


Dolor corporal

Función física

Incapacidad


ConclusionesLos autores concluyen que los pacientes a los que se les practicó una intervención quirúrgica presentaron mejores resultados en todas las variables analizadas que los que fueron tratados por otros medios.

Conflictos de interésNinguno declarado. Financiado parcialmente por los National Institutes of Health y la A. J. and Sigismunda Palumbo Foundation.

ComentarioLa estenosis del canal lumbar es la principal indicación de cirugía vertebral en >65 años. La mayor parte de los casos son de causa degenerativa. En los estudios radiológicos llevados a cabo sobre la población general se ha detectado un 20% de las personas >60 años de edad presentan una estenosis lumbar asintomática. En los pacientes con síntomas el cuadro más frecuente es el de la claudicación neurógena. En un estudio llevado a cabo en pacientes con dolor lumbar, la presencia de claudicación neurogena tiene una sensibilidad del 88% y una especificidad del 34%. Los síntomas de los pacientes acostumbran a mejorar al sentarse (sensibilidad del 46% y especificidad del 93%), empeoran con la extensión de la espalda y mejoran con la flexión. La maniobra de Romberg provoca una alteración de la estática que tiene una elevada especificidad. El cuadro se confirma mediante pruebas de imagen como el TAC o la RMN.
La mayor parte de los pacientes sintomáticos no presentan mejorías espontáneas y puede llegar a comprometer de forma importante la autonomía y la calidad de vida de los pacientes, por lo que se recomienda tratar el cuadro. El problema es que no se dispone de estudios correctamente diseñados sobre el tema. Entre los tratamientos no quirúrgicos se encuentran los ejercicios de flexión lumbar y para reforzar la musculatura abdominal los tratamientos analgésicos y las inyecciones epidurales de corticoides. El tratamiento quirúrgico de elección es la laminectomía con parcial facetectomía con o sin artrodesis lumbar. Los estudios sobre la eficacia de esta técnica también son escasos y contradictorios. Otra opción quirúrgica es la implantación de una prótesis que separe dos apófisis espinosas de forma que fuerce una flexión anterior de la vértebra que alivie la compresión.
El diseño inicial de este estudio es correcto, pero la baja adherencia al tratamiento del ensayo clínico hace que las conclusiones del mismo sean menos definitivas de lo esperado. Sin embargo, las elevadas diferencias observadas entre los pacientes operados y los tratados con otros medios, hace que la cirugía sea una opción a considerar en pacientes con sintomatología importante y que no han respondido al tratamiento médico.

Bibliografía
Katz JN, Harris MB. Lumbar Spinal Stenosis. N Engl J Med 2008; 358: 818-825. TC (s) PDF (s)
Khean Jin Goh, Waël Khalifa, Philip Anslow, Tom Cadoux-Hudson, Michael Donaghy. The Clinical Syndrome Associated with Lumbar Spinal Stenosis. 2004; 52: 242-249. R TC (s) PDF (s)- See more at: http://medicina-general-familiar.blogspot.mx/2013/12/eficacia-del-tratamiento-quirurgico-de.html#sthash.XPguSczM.dpuf

sábado, 14 de diciembre de 2013

Lumbar Spine Fracture

http://www.physio-pedia.com/Lumbar_Spine_Fracture


Lumbar Spine Fracture

Contents

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Definition/Description

The complex shape of the vertebrae, along with the interaction of central nervous system, the relatively specialized structures of theintervertebral disks and the associated vertebral ligaments has made the description and classification of spinal fractures an ongoing pursuit for the medical community. The current system had its roots in 1963 after Holdsworth proposed classifying spinal fractures by the mechanism of injury (MOI) of compression, flexion, extension, and flexion-rotation. He divided the injuries involvement of the anterior weight bearing column and the posterior “tension bearing” column of facet joints and ligament complex[1]. 
The 1983 Denis system revision led to a center column comprised of the posterior vertebral body, posterior vertebral disk and posterior ;ongitudinal ligament[2].

Definition/Description

The complex shape of the vertebrae, along with the interaction of central nervous system, the relatively specialized structures of theintervertebral disks and the associated vertebral ligaments has made the description and classification of spinal fractures an ongoing pursuit for the medical community. The current system had its roots in 1963 after Holdsworth proposed classifying spinal fractures by the mechanism of injury (MOI) of compression, flexion, extension, and flexion-rotation. He divided the injuries involvement of the anterior weight bearing column and the posterior “tension bearing” column of facet joints and ligament complex[1]. 
The 1983 Denis system revision led to a center column comprised of the posterior vertebral body, posterior vertebral disk and posterior ;ongitudinal ligament[2].
Image:Vertebral_columns.jpg 
In the Denis system it was believed that trauma focused into the middle column was sufficient to cause instability in the spine. The instability was further categorized into three types:
  • First degree: considered mechanical
  • Second degree: neurological
  • Third degree: combined mechanical/neurological
This system is still currently the favored method. The main frustration from the Denis method is that the inclusion of the middle column introduced a “virtual landmark” that isn’t really suitable for determining an injury type. A recently developed  system by Aebi incorporates the two column method, combined with the method of injury, and the instability which may result in neurological compromise. This method can result in 27 subgroups of spinal fractures[3]. Obviously the classification of fractures is complicated and ongoing.

  
The American Academy of Orthopedic Surgeons website lists fractures based on the pattern of injury and in a simpler format:
  • The flexion pattern contains compression fractures, and axial burst fractures. 
  • The extension pattern, which contains flexion/distraction (often called a chance fracture).
  • The rotation pattern contains transverse process and fracture-dislocation.[4]
While the listed examples above all imply trauma for a spinal fracture, osteoporosis and conditions such as osteogenesis imperfectaare commonly implicated in vertebral fractures as well.

Epidemiology /Etiology

Vertebral fractures detected with patients presenting with back pain account for only a third of osteoporitic fractures.[5] 
The extension pattern of lumbar fractures: 
  • A chance fracture results from a distraction accident such as stopping quickly and the force from a seatbelt pulling the vertebrae apart.
The flexion pattern of lumbar fractures:
  • Compression fractures are usually caused by an axial load that causes the anterior vertebrae to lose height.[4] Axial Burst fractures are caused by an axial load of a sudden acceleration or deceleration transmitted through the spine that causes the vertebrae to lose height on all sides.
  • Burst fractures may result in some retropulsion of the vertebra into the vertebral canal.[6] Compression and burst fractures are most commonly seen in falls and traffic accidents.[6]
The rotation pattern of lumbar fractures: 
  • Transverse process (TP) fractures are uncommon and result from extreme sideways bending. These do not usually affect stability.
  • The fracture-dislocation is a fracture in which bone and its accompanying soft tissue will move off an adjacent vertebra. This type is an unstable fracture and may cause severe spinal cord compression.

Characteristics/Clinical Presentation

Fractures of the lumbar spine and at the thoracolumbar junction are quite common. Per definition, in compression type fractures the anterior column is affected, whereas in burst fractures, anterior and middle column and sometimes the posterior column, are involved. Compression type fractures are predominately caused by indirect hyperflexion and bending forces whereas burst type fractures result from axial loading.[7]
More than 65% of vertebral fractures may not cause recognizable symptoms and may be undiagnosed with radiographs.[5]  Patients could have neurologic involvement, may have low back pain, movement may be impaired, or a combination of all of them. When the spinal cord is also involved, numbness, tingling, weakness, or bowel/bladder dysfunction may occur.[4]
Upon inspection of the spine, the patient typically has a kyphotic posture that cannot be corrected. The kyphosis is caused by the wedge shape of the fractured vertebra; the fracture essentially turns the lateral conformation of the vertebra from a square to a triangle.[8]

Examination

Radiologists should take a proactive role in helping to diagnose spinal fractures. The failure to diagnose vertebral fracture is a worldwide problem due in part to the lack of fracture recognition by radiologists and the use of ambiguous terminology in radiology reports.[9]
Physical therapists can also be more engaged through a thorough exam that includes:
  • A detailed history
  • A neurological exam
  • Palpation, especially midline along the vertebrae[8]
  • ROM, STR, joint mobility and muscle length assessments
  • Careful differential diagnosis

Medical Management (current best evidence)

Operative

  • When neurological impairments are present, surgical procedures are usually required to repair or relieve the site of injury.[10]There are several procedures determined by the degree of compromise, the spinal level of the fracture and the patient's previous health status.[8]
Anterior/Posterior Approach:
  • Often dictated by the severity of compromise or level of injury, a surgeon will make an anterior or posterior approach to the patient's spine in order to stabilize it. Rods, screws and other mechanical devices are inserted through remaining structures to fuse the affected vertebra(e). The anterior approach dominates upper lumbar (L1, L2) fractures due to involvement with the crura of the diaphragm while lower lumbar fractures (L5) are stabilized through a posterior approach method.[11][12]
Kyphoplasty:
  • A mini-invasive percutaneous procedure that relieves vertebral fracture pain through the heat discharged during bone cement coagulation. The cement also solidifies to further stabilize the site of injury.[13] During the procedure, a cannula is introduced into the vertebral body followed by a bone expander to regain some vertebral height. Kyphoplasty has been found to be similar in success rate as vertebroplasty, but with greater recovery of vertebral height.[14]
Vertebroplasty:
  • An effective treatment in the management of vertebral compression fractures, vertebroplasty involves injecting bone fillers such as polymethylmethacrylate (PMMA) bone cement into the fractured vertebral body.[14][15]

Non-operative

Patients not requiring surgery receive treatments that target pain relief with bracing and rehabilitiation therapy.[8] Those with compression type and burst type fractures involving the anterior and middle column have been described as the best candidates for non-operative management.[7] A thoracic-lumbar-sacral orthosis (TLSO) is the current brace of choice for these types of injuries, however, patients will also want to move into mobility as their pain and healing process progresses. Thus allowing them to move into weight-bearing exercises to prevent future osteoporosis and extension exercises.[8]
Non-operative options are increasingly becoming the preferred method of fracture management as bracing and therapy methods are shown to be as clinically effective, yet much more cost efficient than surgical options. [16]

Pharmaceutical

Medications ranging from Tylenol and NSAIDS to opiods can be taken to modulate lumbar spine fracture pain. Spinal nerve blocks at the L2 region have also been found to be effective against acute low back pain from fractures.[17]

Physical Therapy Management (current best evidence)

The purpose of physical therapy management in patients with lumbar spine fracture is to decrease pain, increase mobility and prevent future occurances.[8] While mobility is important, back extensor and abdominal (core) strength have been shown an effective therapeutic intervention for those with lumbar problems associated with osteoporosis. In particular, the multifidus, quadratus lumborum and transverse abdominals help support the spine. So much so that increasing strength not only relieves pain and symptoms from those patients with fractures, but also can act as a preventative to decrease future fractures. Physical therapy programs that promote exercise targeting impairments in intrinsic back strength have been shown to improve the function and quality of life in those with osteoporotic vertebral fracture. [18][8][16]


This exercise works both the core and back muscles, hitting the TA, multifidus and quadratus lumborum.
Thoracolumbar fracture therapy evidence closely parallels that of the lumbar spine and other exercises can be seen hereThoracic_Spine_Fracture.
Overall, physical therapy has been shown to have no clinical significant difference in outcomes when compared to surgery for appropriate spinal fracture patients. Not only does physical therapy help relieve pain and disability as well as surgery, but the overall cost to the patient is greatly reduced.[16]

Resources 

Clinical Bottom Line

Lumbar spine fractures, whether from an acute injury or progressive in nature like osteoporosis, occur often enough to merit adequate research with regard to healing procedures. A great deal of inquiry has gone into spinal surgery options, while very little appears to exist for specific physical therapy management. Most of the present information acknowledges that physical therapy, especially that of therapy and bracing can just as effectively manage lumbar fracture pain (without neurological involvement) as that of surgery. However, no current research exists that effectively compares the most effective therapy. Current recommendations revolve around basic core and lumbar spine strengthening as with most lumbar spine insults. It is our recommendation that more research be done in this area that focuses specifically on lumbar spine fractures and the most effective therapy treatments for these injuries. 

Recent Related Research (from Pubmed) 

References

  1.  Holdsworth FW. Fractures, dislocations and fracture/dislocation of the spine. J Bone Joint Surg Br 1963;45:6-20.
  2.  Denis F. The three column spine and its significance in the classification of acute thoracolumbar spinal injuries. Spine 1983;8:817-31.
  3.  Aebi M. Classification of thoracolumbar fractures and dislocations. Eur Spine J 2009;19:(suppl I):S2-S7.
  4.  4.0 4.1 4.2 American Academy of Orthopaedic Surgeons (AAOP). http://orthoinfo.aaos.org/topic.cfm?topic=a00368 (accessed 27 April 2011).
  5.  5.0 5.1 Lentle B, Brown J, Hodsman A, et al. Recognizing and Reporting Vertebral Fractures: Reducing the Risk of Future Osteoporotic Fractures. Canadian Association of Radiologists Journal [serial online]. February 2007;58(1):27-36. Available from: Academic Search Complete, Ipswich, MA. Accessed May 1, 2011.
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