Dr Domingo Pérez y Pérez

Dr Domingo Pérez y Pérez
La columna del Niño y del Adulto Mayor

sábado, 4 de enero de 2014

Desviaciones de columna en adultos mayores

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Desviaciones de columna en adultos mayores 

Karla Galván 

El dolor lumbar es motivo frecuente de consulta y puede deberse a  múltiples padecimientos. Sin embargo, entre las causas más comunes se encuentran lordosis y escoliosis, problemas originados por curvatura de la columna vertebral debido a desgaste natural y mala postura.
Obesidad, falta de ejercicio y malas posturas dan lugar a enfermedades que afectan la columna. Además, a medida que envejecemos ocurren diversos cambios en nuestro organismo, siendo uno de los más sobresalientes el desgaste óseo.
“Este proceso ocasiona dolores en espalda y cuello, y favorece el desarrollo de escoliosis y lordosis, padecimientos que en ocasiones inician desde los 30 años y en la tercera edad se detectan en grado avanzado”, refiere el Dr. José Román López Segundo, traumatólogo adscrito al Hospital General de Zona No. 2 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), ubicado en Cárdenas, Tabasco (sur de la República Mexicana).

Anatomía 

Antes de adentrarnos en las características de las alteraciones citadas, es importante tener presente que la columna vertebral brinda soporte estructural al tronco, rodea y protege a la médula espinal (encargada de transportar impulsos nerviosos entre las diferentes regiones del cuerpo y el cerebro), y proporciona puntos de unión a los músculos de la espalda y costillas.
El especialista explica que, en su estado normal y en una vista lateral, dicha estructura tiene forma de “S”, mientras que en vista anterior o posterior es una línea recta. En el ser humano está adaptada a la bipedestación (caminar en dos pies) y tiene la capacidad de combinar la rigidez de vértebras con la elasticidad de los discos que hay entre ellas. Esta peculiar composición le permite soportar presión y, al mismo tiempo, tener amplia movilidad.
Los discos son cartílagos situados entre dos vértebras y su función consiste en absorber los impactos durante actividades como caminar, correr y saltar, permitiendo flexión y extensión. Pese a su buen desempeño, se ha demostrado que a partir de la tercera década de vida inicia la degeneración de la columna y su capacidad amortiguadora disminuye.

Cuando se desvía 

La escoliosis, en una vista de frente o de espaldas, se aprecia como curvatura anormal de la columna. La mayoría de las veces se origina por proceso degenerativo de los huesos y los tejidos musculares y tendinosos que la involucran. Este problema puede aumentar por el mal uso que demos a la columna, como vicios posturales o cargas excesivas.
Por su parte, el Dr. Baron Lonner, director de la Scoliosis Associates (grupo médico dedicado al diagnóstico y tratamiento integral de pacientes con escoliosis y deformidades de la espina dorsal), con sede en Nueva York, Estados Unidos, explica que la columna puede desviarse hacia la izquierda o derecha, lo cual no sólo es desagradable físicamente, sino que también ocasiona los siguientes problemas:
  • Desequilibrio del tronco, que da al paciente el aspecto de estar inclinado hacia un lado.
  • Inestabilidad de la columna vertebral.
  • Prominencia de las costillas de un lado.
  • Aparición de joroba o jiba.
  • Marcha irregular causada por diferencia en la longitud de las piernas.
  • Dolor.
  • Dificultad para sentarse o ponerse de pie.
  • Daño neurológico.
  • Problemas cardiopulmonares.

Abultamiento inferior 

La lordosis puede ser considerada clínicamente como curvatura exagerada de la región lumbar (vértebras finales de la columna), con lo cual, al mirar de costado al paciente, parecerá inclinado hacia atrás y con glúteos prominentes.
La deformidad de la zona baja de la espalda es bastante notoria y puede empeorar cuando va acompañada por otras desviaciones en la zona lumbar, por ejemplo, escoliosis.
Las principales causas de esta afectación son la degeneración debida a la edad y falta de ejercitación en los músculos de la zona lumbar y abdomen, además de mala postura al caminar o estar sentado.

¿Qué hacer?

La mayoría de los casos de escoliosis y lordosis del adulto se tratan con métodos no quirúrgicos que pueden incluir terapias dirigidas a los tejidos blandos, administración de analgésicos y antiinflamatorios, así como ejercicios que fortalecen la espalda y ayudan a mejorar la postura. En algunos casos llegan a utilizarse ortesis (elementos que se insertan en los zapatos para corregir formas de caminar anormales o irregulares) para controlar el dolor, no para corregir la deformidad.
En cuanto a la corrección quirúrgica de la escoliosis degenerativa del adulto mayor, el Dr. Baron Lonner refiere que no es común, no obstante, puede ser necesaria en las siguientes condiciones:
  • Cuando los métodos no quirúrgicos han fallado y el dolor persiste.
  • La deformidad de la columna es progresiva o excesiva (curvas de más de 45 grados).
  • Hay evidencia de problemas cardiopulmonares causados por la desviación.
De acuerdo con el Dr. López Segundo, debido a que el síntoma principal de escoliosis y lordosis es dolor progresivo en la porción baja de la espalda y limitación funcional, los pacientes pueden incluso presentar signos de déficit neurológico (disminución en el desempeño del sistema nervioso y músculos) por compresión de las raíces nerviosas o de la médula espinal.
Debido a que el tratamiento médico-quirúrgico ofrece escasos resultados, señala que los especialistas en este problema deben evaluar el funcionamiento de la columna del paciente y, con base en ello, prescribir medidas preventivas para retrasar o disminuir el proceso degenerativo, por ejemplo:
  • Evitar esfuerzos.
  • Guardar reposo en cama dura.
  • Eliminar vicios de postura.
  • No usar fajas o corsés por largo tiempo.
  • Bajar de peso hasta alcanzar el adecuado.
  • Realizar ejercicios que fortalezcan abdomen, glúteos y dorsales, de preferencia bajo instrucción de experto en Medicina Física o Clínica de la Columna.
  • Controlar la osteoporosis o descalcificación de huesos.
  • Ingresar a sesiones de Electroterapia (corrientes analgésicas con ultrasonido) e Hidroterapia.
Finalmente, López Segundo resalta que los procedimientos quirúrgicos sólo son viables en caso de dolor intenso que no se puede controlar con las medidas citadas o por déficit neurológico, y deben realizarse tras estudios que garanticen que el paciente será realmente beneficiado.
SyM
Última actualización: 07-2013

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